Señor te pido que la tengas junto a ti
Yo la extraño demasiado;
Un ángel te faltaba a ti, fue doloroso haberla visto partir.
Yo la extraño demasiado;
Un ángel te faltaba a ti, fue doloroso haberla visto partir.
Sólo sé que tú la amas como yo la amé aquí, gracias por no hacerla sufrir.
Su muerte fue el sueño de un profundo dormir, mis lágrimas, el desconsuelo, de no tenerla aquí.
Gracias por darme con el paso del tiempo la resignación, para aceptar que te la llevaste y por sanar mi corazón para no morirme con ella de tristeza.
Hace dos años estaba en medio de un atolladero de angustia, sin embargo, encontré la fuerza para luchar y salir adelante. Quizás me di cuenta de que a mi princesa no le hubiera gustado verme en el fondo de un pozo oscuro, triste, en fin siendo víctima de las circunstancias; algo dentro de mí, alguna fuerza interior o sobrenatural, superior a mí me hizo aferrarme a la vida y al amor de los que me rodearon. Descubrí que si cuando moriste debía renunciar a tu presencia, tu olor, tu amor y a mirar y acompañarte en tu crecimiento, al no estar aquí físicamente sin embargo tu estas aquí de forma distinta en silencio; ese silencio que ya no causa pavor como al principio…aprendí a apreciarlo ya que es lo que tenemos en este momento para compartir y de alguna forma estar unidas en el alma, en el corazón y pensamiento.
Comprendí que la muerte no apaga la luz, solamente se apagó tu lámpara para descubrir un nuevo amanecer, por tanto, la vida es un instante en el cual aprendemos cosas. Y que mi amor hacia ti es inmortal.
Debo admitir que el duelo no es un camino fácil pero sino lo fuera dejaría de tener sentido toda nuestra existencia…Mis lágrimas ya no brotan mis ojos se han secado. Jamás podré olvidarte, tú eres parte de mi vida lo mejor que me ha pasado; has dejado un gran vacío que nadie llenara!!
Abigail J.C.
1/02/2011-1/02/2013
Abigail J.C