14 diciembre 2017

HISTORIA DE BRISTOL

Antes que nacieras, ore por ti. En mi corazón yo sabía que serías un pequeño ángel y lo fuiste.
Cuando naciste, el mismo día de mi cumpleaños: 7 de abril; fue evidente que eras un regalo especial enviado por Dios pero que regalo más maravilloso llegaste a ser. Más que tus hermosos balbuceos y tus mejillas rosadas, más que el gozo indecible de que fueras nuestra primogénita, más que ninguna otra cosa en toda la creación me mostraste el amor de Dios...tú me enseñaste a amar.
Por supuesto, te ame cuando eras muy delicada y linda, cuando te diste vuelta y te sentaste balbuceando tus primeras palabras. Te ame cuando sentimos el agudo dolor de saber que algo andaba mal, que tal vez no estabas desarrollándote tan rápido como los demás niños de tu edad, y también te ame cuando supimos que lo que te sucedía era más serio que eso. Te ame cuando fuimos de médico en médico y de hospital en hospital, tratando de encontrar un diagnóstico que nos diera alguna esperanza.
Y, desde luego siempre oramos por ti incensantemente.
Te ame cuando uno de los exámenes produjo que te extrajeran demasiado fluido espinal y te pusiste a gritar.
Te ame cuando llorabas y gemías; cuando tu mamá, tus hermanos y yo íbamos por horas en el auto para ayudarte a que te pudieras dormir.
Te ame, con mis ojos llenos de lágrimas cuando confusa te mordías involuntariamente los dedos o el labio, y cuando te pusiste bizca y luego te quedaste ciega.
Naturalmente, te ame cuando ya no podías hablar, pero como extrañe no oír más tu voz.
Te ame cuando la escoliosis comenzó a torcer tu cuerpo como si fuera una "s"; cuando pusimos un tubo dentro de tu estómago para que pudieras comer porque te ahogabas con la comida...pude amarte cuando tus miembros torcidos me impedían que fácilmente te cambiara los pañales. Diez años cambiándote los pañales, Bristol. Incluso te ame cuando ya no podías decir las palabras que más anhelaba oír en esta vida: - "Papi, te amo" -
Te ame cuando me sentí cerca de Dios, y cuando él parecía estar muy lejos de mí, cuando estaba lleno de fe y también cuando estaba enojado con Él.
Y la razón por la que te ame, mi Bristol, a pesar de todas estas dificultades, fue que Dios puso su amor en mi corazón, esta es la maravillosa naturaleza del amor de Dios, que él nos ama aún cuando estamos ciegos, sordos o torcidos en nuestro cuerpo o en nuestro espíritu. Dios nos ama aún cuando no podemos decirle a él que también le amamos.
Mi querida Bristol, ahora estás libre. Espero ansiosamente ese día...Cuando de acuerdo con las promesas de Dios, nos reuniremos contigo y con el Señor; completamente libres de imperfecciones y llenos de gozo.Estoy tan contento de que tú recibiste tu corona antes que nosotros. Un día te seguiremos, cuando él así lo quiera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario