Al principio te encuentras optimistas y sobre todo esperanzada, llena de energía por iniciar la magia y el milagro de la concepción en tu vientre. Comienzas a leer e informarte acerca de lo que ayuda o no a lograr estar en estado: cambias tu dieta, comienzas hacer ejercicio, entre otras cosas. Esto lo haces de forma excepcional por unos meses lo que los mejores profesionales del área de la salud indican en revistas y consulta.
Después de un par de meses comienzas a sentir ligeramente una mezcla de angustia y desesperación antes de la visita de esa amiga inseparable con la que has convivido desde algún tiempo. Y de pronto al pasar los meses tu periodo se atrasa un par de días y comienzas a creer, si creer que experimentas síntomas de que podrías estar en embarazo te duelen los pechos, duermes más de lo común, tu apetito se incrementa, te sientes alegre de forma inexplicable pero de pronto como un globo que se desinfla rápidamente tu periodo llega y no logras entender que paso porque este mes tampoco lograron: quedar en cinta.
La desesperación y desilusión de visitan mes a mes; tu mente trata de encontrar razones lógicas pero no las hayas comienzas a pensar que hay algo mal.
Tus amigos y conocidos te comienzan a recomendar los mejores médicos ginecológicos...tomas sus referencias pero sabes que es casi imposible poder acceder a sus honorarios y tu mejor opción hasta ahora es no perder la esperanza y aferrarte a la fe de que sucederá en el momento que menos lo imaginas.
Es justamente aquí que comienzas a escuchar que puede existir alguna circunstancia en ti que este bloqueándote.
Es justamente aquí que comienzas a escuchar que puede existir alguna circunstancia en ti que este bloqueándote.
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Mientras tanto permaneces expectante...quisieras poder reclamar al cielo o a tu cónyuge la situación por la que atraviesas pero sabes en el fondo que solo crearás más obstáculos mentales que no ayudarán de nada.
La espera sigue y sigue en el camino muchos a tu alrededor abrazaran a su bebe y tú en la soledad de tu habitación con lágrimas en tus ojos reconoces que tus brazos siguen vacíos por cuanto tiempo no lo sabes tampoco sabes a que deberás someterte para lograr tan anhelado embarazo y después de eso a todos los miedos e incertidumbres que deberás enfrentarte hasta estar completamente segura de que tú bebé estará bien: sano y salvo entre tus brazos.
Leslie Corrales S
Mamá en Duelo
Presidenta FUNDABIR
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