....no quisiera escuchar continuamente:
"Ahora si eres mamá"
"Este año celebraras por primera vez tu día de las madres"
"Aprovecha para dormir"
"Los bebés son agotadores"
"No te imaginás lo cansado del proceso de adaptación a la nueva rutina"
"Bañarse, peinarse o comer ya no serán cosas simple por hacer"
"Un bebé es caro: pañales, fórmula, doctores, entre otros gastos"
Mi mente y corazón no se cierran a la posibilidad de que todo cambiara pero no lo quisiera escuchar más; de algo estoy segura desde hace mucho tiempo es que la maternidad se vive desde perspectivas muy distintas y personales.
Anhelo abrazar todo eso que expresas como una queja por el proceso tan extenuante que acabás de llevar; pero de algo estoy segura la gratificación que experimentás por esos momentos que lo tienes en brazos, por la dificultad para separarte y por las nuevas alegrías que trae la cotidianidad mientras tu bebé descubre el mundo están ahí difíciles de comunicar pero mayores que tus lamentos por largas jornadas ejerciendo un nuevo rol.
Eso que hoy me aconsejas es lo que mi corazón a anhelado por años; vivir justamente eso es lo que deseo y se me impidió con la perdida de mis hijos. Trataré de disfrutar cada gasto, trasnochada, dolor de parto, y no poder hacer muchas cosas porque todas ellas me recuerdan el milagro de la gestación en mi vida. Recordaré que todo eso será pasajero, sólo es una etapa que la podre describir mejor o peor que tú, no lo sabré hasta estar ahí.
La maternidad y la paternidad es un privilegio dado a muchos pero por pocos apreciado.
El día que nazcas quiero dar gracias al cielo por poder sostenerte en brazos, después de una larga espera; desde ese instante procuraremos que tu paso sea con un eterno propósito, que seas lo más saludable posible. Procuraré por tu bienestar cada día, a cada minuto de mi existencia; porque la travesía hasta llegar a ti no ha sido fácil ha sido un camino lleno de espinas, lágrimas y muchos obstáculos para verte brillar al fin como ese arcoíris que representás.