28 marzo 2015

¿Cómo nació FUNDABIR?


FUNDABIR, nació originalmente en el corazón y en el propósito de Dios, a él sea toda la gloria y la honra en junio del 2011. 

En el año 2010, Dios bendice mi vientre al escribir entre sus planes para mi vida el privilegio de ser madre. El tiempo paso a prisa y en menos de lo esperado había llegado el día que cambiaría para siempre mi vida; el 1 de febrero del 2011 a las 5:45 p.m. dimos la bienvenida al mundo a Abigail JC sin mayores contratiempos desde su concepción al momento de tenerla en nuestros brazos. ¡Sin duda nos robó el corazón! Poco tiempo después comenzaron aparecen los indicios de lo que daría un giro sorpresivo a su tan esperada llegada. Ahí en la sala de maternidad en un chequeo de rutina junto al médico; el mismo se percata al parecer de un pequeño contratiempo en la niña; el cual pasaría ajeno poco tiempo después al expulsar sus primeras heces. Debo admitir que suspire de alivio y creí que todo había pasado así que nos dispusimos a prepararnos para ir a casa poco tiempo después. 

Estábamos emocionados al punto de conmocionados teníamos a cargo a alguien más por un largo tiempo y la aventura apenas iniciaba ¿cómo íbamos hacer? ¿qué clase de papás seriamos? Aun no lo sabíamos pero todos alrededor parecían dispuestos ayudarnos y apoyarnos en  lo que necesitáramos y para entonces estamos  cansados, muy cansados pero eso no importaba estábamos juntos y bien. No nos pasaba por la cabeza lo que pasaría unos cuantos días después ya que todo transcurría con normalidad.

Nuestro mensaje 
Así que llego el tercer día. Las visitas no paraban de llegar para darnos las felicitaciones y por supuesto la bienvenida a nuestra primogénita. Pero ese día algo no andaba como se supone; el tono de su piel no era el mismo pese a seguir las indicaciones médicas y esa noche fuimos puestos a prueba como padres primerizos más vale que mis padres estaban ahí. Por decisión casi unánime a la mañana siguiente decidimos ir al médico solo para asegurarnos que todo andaba bien - ¡así se suponía! – Pero ¡no lo estaba!- nuestro cuarto día juntos y todo había cambiado. Ahora estábamos en la sala de emergencias corriendo a neonatos para que mi hija fuera atendida de  emergencia.

Fueron los minutos más desesperantes de mi vida. No sabía que pasaba…miraba a una gran multitud de médicos encima de mi princesa. Estábamos realmente angustiados y preocupados por lo que pasaba adentro de esa sala. Cuando el médico salió para darnos sus primeras grandes impresiones y algunas de las muchas medidas que debíamos tomar a partir de ese momento si queríamos permanecer junto a la niña ¡era mucha información que procesar en al momento! y lo único que anhelábamos era regresar a su lado -¡se supone que los padres debemos proteger a nuestros niños! Yo debía estar con ella lo antes posible-.Recuerdo claramente cuando el doctor expreso: “¡uuufff… creí que tendría que hacerle una traqueotomía; ahora ella está estable!”. Al ingresar a esa sala fría había un silencio penetrante. Y mi hija se hallaba ahí con algunos  aparatos conectados a tan pequeñito cuerpo; minutos después una señora a mis espaldas me aborto rápidamente y sin ningún tacto  expreso -¡tengo algunas preguntas para usted, señora! Ese 4 de febrero empezarían los días más difíciles de afronta. 

Mientras tanto algunos de nuestros amigos más cercanos alzaban sus plegarias en nuestro nombre para que esto fuera una ligera tribulación sin embargo entre lágrimas y algo de escepticismo el 6 de febrero del 2011 recibimos la noticia más desgarradora de nuestros corazones: mi hija se había marchado de este mundo a aproximadamente a las 7:05 a.m. atrás una corta estadía entre nosotros. Pronto la despedimos con mucho dolor y una gran multitud de personas alrededor.

En medio del dolor por su perdida, me doy cuenta que no hay un lugar con quien compartir tanto sufrimiento y por los siguientes tres años y medio aproximadamente me halle sola en lo que yo consideraría  una montaña rusa de emociones y algunos acontecimientos unos gratos y otros no tanto en mi vida entre ellos se sumó la pérdida de mi matrimonio, obtener mi título universitario, incursionar en el campo laboral, dar la bienvenida a mi quinta y sexta sobrina, en fin el mundo seguía y se suponía que yo también pero no era así solo retorne rápidamente a la rutina. Aun así me sentía sola con un dolor tan devastador.

Creí por un largo tiempo que era la única en este mundo que pasaba por esta experiencia; no era así hasta que a mediados del año 2014 por casualidad o por propósito divino -¡no lo sé aun realmente! me encontré en internet una publicidad acerca de un grupo de mamás que se disponían a realizar la primera suelta de globos en el país. Rápidamente me trate de contactar con ellas y forme parte por algún tiempo de este grupo; hallarlas fue una bendición. Este no fue el primer intento que hice en todos esos años de buscar ayuda o encontrar a otros con la misma experiencia de vida. Por el contrario, seis meses después de la puesta de sus alitas me di a la tarea de constituir una fundación con el propósito de solventar de alguna manera la necesidad de reconocimiento, orientación, ayuda a los padres y familiares cercanos de quienes han entregado un hijo (a) como un grupo significativo que se apoya mutuamente y que hoy conocemos como “FUNDABIR”.

Abir proviene del griego del nombre de mi primogénita Abigail cuyo significado es alegría del padre. Eso fue y será lo que significa mi ángel y todos los ángeles de aquellos cientos de papás que llegaran buscando ayuda pero sobretodo consuelo quiero que sientan agradecidos por esta experiencia ya que para mí sea transformado en un regalo porque tengo la oportunidad de amar y apreciar a mis futuros hij@s de una forma diferente al resto.

Hoy vivo en homenaje a la memoria de mi hija fallecida a través de mis acciones y con una nueva actitud frente a la vida y esto es lo que pretendo mostrar y enseñar a otros padres. 


 ¡¡BESOS AL CIELO!! 

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